lunes, 3 de marzo de 2025
RELATO MARGUERITE
MARGUERITE
Aquel recinto que en una de sus paredes tenía una fuente de la que manaba dinero, excepto para Marguerite, ella siempre la encontraba seca. Pero era un buen lugar para descansar en las frías noches invernales.
Buscó en su biblioteca, apartando algo de ropa, abajo sobre la rejilla naranja que un día fue un carro de supermercado estaban sus tesoros literarios. Un trozo de libro, la primera mitad, que había encontrado en una calle de otra ciudad, tenía por título: “La dama de las camelias”.
Marguerite no era su verdadero nombre, pero nadie lo sabía, como tampoco nadie sabía que Armand, su amor, en realidad se llamaba Perico.
Marguerite, los días de sol, se acercaba al gran parque donde se sentaba a leer bajo un camelio que en realidad era un magnolio, pero ella nunca había visto un camelio.
Soñaba su historia de amor, inconclusa en el medio libro que tenía, eso le permitía tener distintos finales cada vez, algo que la hacía feliz.
Con los fríos inviernos las flores estaban más bellas que nunca. Marguerite tosía a menudo, empezó simulando una tos seca, se veía como la protagonista de aquel medio libro que releía cada día.
Poco a poco la tos fue a más, y con ella la fiebre. Un trozo de pañuelo de papel puesto en sus mano fina se convertía a sus ojos en un bonito pañuelo de algodón bordado con una M de Marguerite.
Un día, al toser pintó de camelias rojas el pañuelo, pero Marguerite no sabía como continuar, en su libro faltaba el final.
Cuando despertó un joven vestido de blanco le cogió las manos y ella se sintió segura. El médico del hospital que la puso a tratamiento y también le salvó la vida, le dejó en la mesilla un ejemplar nuevo del libro de Alejandro Dumas, le guiño un ojo y le dijo que siguiera soñando. Él había arrancado las últimas páginas.
P.p. Regueiro https://archive.org/details/marguerite_202502
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