domingo, 18 de mayo de 2025
RELATO EL ALBERO La Piquer
EL ALBERO: La Piquer
Juan Lacasa el columnista de El Heraldo era un periodista que veía el
futuro, aunque decía que el periódico de mañana siempre era el de ayer,
aquel día estaba animado y me dijo: Blas, tienes que poner algo de música,
El Albero con el humo de nuestros cigarrillos y esas luces mortecinas nos
anuncian la estancia que nos espera en el infierno.
Puede que tengas razón. Me fui al Mercado de las Pulgas a la plaza
de la Independencia compré un tocadiscos y también a un gitano joven dos
discos de La Piquer, los tenía en una manta con piezas de oro, algún diente
creo que todavía tenía la sangre fresca de su antiguo propietario. Esa misma
tarde ya sonaba en El Albero la música.
La primera que se dio cuenta fue la hermosa Valeria, un ejemplar
divino de mujer que con su melena rubia alejaba a los más osados.
Valeria Taylor, hija de un diplomático inglés que había sido
asesinado por un asunto feo de mujeres y juego, un asunto que había dejado
en la indigencia a las dos mujeres de su vida, su viuda y su hija.
A Valeria, la que más le gustaba era Tatuaje, sonaba La Piquer. Los
hermosos ojos de la rubia, parecían dos estanques con nenúfares verdes
flotando en el vino blanco, que a esas horas los llenaban.
Pidió otro vino y me miro fijamente al decirme: Blas, he conocido a
un hombre, uno de esos que cuando te rozan con su cara pueden hacerte
una limpieza de cutis.
¿Estás enamorada? – preguntó Blas, mientras llenaba su copa.
Valeria respondió mirando el vaso de vino: Para las mujeres como yo
el amor no es más que el tiempo que pasas sin fiebre tras un paracetamol.
Las palabras de la muchacha me trajeron a la memoria una tarde en
El Albero, una tarde en la que un joven aplastado por la vida y despechado
en el amor intentaba juntar su saliva con su orina llenando el cuerpo de
copas de cazalla.
Poco después se desplomaba frente a la barra. Estaba el doctor
Beltrán, con su café, y se levantó a mirarlo con cara de forense. El joven
aún vivía, así que, el doctor certificó que sufría sarpullido en el alma, que
debía de dormir, ya que al ser tan profundo el sarpullido, los polvos de
talco serían poco eficaces.
El otro disco de La Piquer, tenía dentro uno de Imperio Argentina.
Nada es lo que parece.Pepe Regueiro
https://archive.org/details/el-albero-la-piquer
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