Hoy desde Conlacasaenlamochila.blogspot.com/ iniciamos el apartado #RelaXosCortos dentro de la sección #EntreLíneas que está protagonizado por los escritos con los que nuestro compañero #Fuereño nos ameniza cada programa.
“Hay varias cosas que celebrar: cumpleaños, empleos, “uno que por fin tiene novia”, “que Serrat (Joan Manuel) vive en el país exiliado”. ¿Donde festejarlo? ... Pues en un cultivo de maíz. Es la época de cosecha. Tenemos una parcela preferida, la mayoría somos estudiantes. Se agregan ... o invitamos ex-compañeros o ex-compañeras que por matrimonio, arrejuntamiento, o necesidades económicas, dejaron la escuela. De acuerdo al bolsillo, “a las cacharpas” (monedas), hacemos la pachanga. Me piden que vaya a la gran cañada, con nuestro ranchero amigo, a negociar presupuesto. En ocasiones, aparecen mecenas que lo pagan. La mayoría de las veces lo rechazamos, salvo... que estén en campaña, al fin,
también es nuestro dinero. Me traslado. Para variar, mi automóvil (mi nave) no arranca. Tomo el circunvalación 50, que tiene aspecto de autobús de la película “Esquina Bajan”. Me imagino al volante a David “Huracan” Silva, y de cobrador a “Mantequilla”. Lo pausado del viaje me dormita, pero un merolico griton (es decir un vendedor ambulante) me despierta. Me apeo. Camino un poco por una calle de tierra en zona agrícola, y para uno con tractor que parece obra de arte moderno, pues está hecho con sobrante de otros, inclusive todas las ruedas son diferentes. No soy el único que busca presupuesto. Se ofrece servirnos. Me disculpo ya que tengo quien me lo haga. Me pregunta quién es.
Le respondo: - Don Teofilo Grande, hijo de Don Teofilo “el pulquero”.
-!Si, si, los flauteros¡
Me deja cerca del terreno oloroso. Estoy en tierra mojada. Se ve un maizal alto con las mazorcas en su punto. Hay letreros, anuncios. Uno dice: “Se vende jícama”. Otro apunta: “Pepinos, sandias y aguamiel”. Ya chingué, debe tener todo. No veo a nadie, solo un perro echado de pedigrí propio de los surcos, cruce entre corriente y callejero, que ni la cola mueve, me ve con ojos de desdén que dicen “otro que viene a joder”. ¡Pinche-perro!, ¡traigo dinero para que te maiceen!, ¡para que te den de tragar, “guey”!. Don Teo me conoce. Lo busco, estará en el potrero, Levanto la vista por encima de las plantas. Me fijo en un área que parece un miniterremoto. Las cañas que hay ahí se zangolotean desesperadamente. Le grito por su nombre. Pasan unos minutos. Se oyen voces. Grito nuevamente:
-“!Don¡. !Queremos armar una “peda” (borrachera) para el fin de semana¡
Sale abrochándose el pantalón-pechera. Me grita:
- “!Váyanse a la chingada¡ ¡La ultima la cagaron, la regaron!. ¡Los rurales los andan buscando, culeros! ¡Hasta con las hijas del comisario Ejidal se metieron!”
¡Putamadre!... Se me había olvidado que esa noche alguno nos fuimos al pueblo por mas mezcal y música. Y unas chicas nos invitaron a una fiesta. Allí estaba el mariachi que queríamos... Apenas podían sostenerse... Casi no había hombres, ya que están en el vecino país, en el field (campo), trabajando. Regresan en Navidades. Las mujeres tenían ya sus horas en el borlote (fiesta) festejando con ponches y tequilas. Nos sacaban a bailar desinhibidas (¡raro en ellas!) al ritmo de zapateados, polquitas, danzones, corriditas, sones, jarabes, rancheritas y boleritos con sordina en la trompeta. Hasta rock (¡uf! incansables). Al ver que no regresábamos, vinieron los demás. Sobran bailadoras. Algunos ancianos nos comen con los ojos. Uno nos enseñó la fusca (pistola). En ese momento regreso a la actualidad con un grito de don Teófilo.
Le contesto en su tono: - Las viejas tuvieron la culpa.
Dice el: - ¡¡Como no!!.
Le replico: - Ademas hubo un matrimonio y arrejuntamientos.
-Si pendejo, alega, pero ¿¡sabes cuantas separaciones y divorcios hubo, cabrones! ?.
¡Que desmadre! ¡Que relajo! Mejor buscaré al del tractor sicodélico. A fin de cuentas, dice el chiste, que es el tractor el que sustituye al buey. Solo lo pienso, y el chucho empieza a ladrarme. Salen otros de entre la milpa (siembra), también furiosos. Pensé: ¿Será don Teo uno de los ofendidos? Y yo sin fierro(arma) al fajo (cinturon). Al fondo, se ve salir unas faldas, ocultando su rostro con el rebozo (chal). “Enhaguas que van volando, otro charrasqueado (persona con cicatrices en al cara) gozando” dice el filosofo Montes de Oca
-Ya se su disgusto ... o su gusto, pero mejor me despido.
En eso me rodean sus animales. Momento escuincle (chaval)... Les silva y regresan a su lado.
-“Tekirisi, tekirisi” ¿vas muy apurado?
Le digo: “Depende de para qué”.
-“Que si tienes que irte rápido”.
-Ya le dije ... depende
Me dice en un tono mas tranquilo: -Es que tengo un refino (agua ardiente) de raicilla que me trujeron (trajeron) de Amatitlan.
-Si ansina dice... ansina será.
Que querrá este cabron. Querrá bajarme del estribo? (murmuro)
-¿Qué cuchicheas, mozalbete?
-No me grite don Teo, yo jamás le he faltado. Ya se le olvidó cuantas veces he impedido que lo surtan, que lo golpeen en las fiestas la flota por bronco idiota?
- ¡No me digas pendejadas!, me dice,¡yo solo me basto!
- ¡Pues qué mala memoria tiene! Pregúntele a sus güaruras (guardaespaldas) de cuatro patas, caninos, que hasta ellos se engentaron (acobardaron) y corrieron. ¡Bajele, bajele!
- ¡Ey!, si, tienes razón, hippy, pero hoy tengo algo que festejar.
Me dije mentalmente: “Sí, ya la ví corriendo con los guaraches o sandalias en la mano y las medias de bufanda”
-¿Qué piensas, mocoso? (alega), tengo harto pisto (alcohol), hasta un pico de gallo recién hecho con frutas de la huerta por unas manitas hacendosas.
Me digo -¡Pinche ruco (viejo) otoñal! Me invita unos taquitos de frijol, cecina y nopalitos (hoja de chumbera) tiernos, con un chingo (mucho) de salsa verde enchilosa (picante) hasta su puta madre.
- Don Teo,.. usted es héroe de mil batallas, borracheras y elotizas. Yo bebo poco, don señor, pero lo reto a que nos tomemos un litro cada uno, ... o los que sean necesarios, de su raicilla o del alcohol que sea, pero blanco y sin mas acompañamiento que agua, para que lo dulce del refresco no tontee al aguardiente. ¿Que le parece? Y el primero que se acabe eso gana, y el perdedor paga la “peda” (borrachera) del viernes. Si yo pierdo... la pago doble. También el primero que deponga ... pierde.
Me grita: - “¿Qué es eso?
Le digo: - Que vomite!
-Ok, ok, dice, trato hecho.
En eso llegan sus hijos Aristeo y Doroteo. Se enteran y le piden que no lo haga. Que es pan comido para el. Que no es parejo. Mientras ellos alegan, me quedo viendo la bolsa con el dinero que reunimos, una torta ahogada que olfatean los ocicones (perros), mas unos libros que leo. El primero de Lobsan Rampa, otro, el “Retorno de los Brujos” escrito por dos premios nobeles científicos, bestseller de la época, asi como de “La noche quedó atrás” y algo mas de Blanco Moheno, nuestro Paco Umbral latino por su temperamento.
Don Teofilo manda traer su cuaco (caballo) con la silla charra.
- ¿Para qué? Le preguntan
– Para llevarme dormido a este “sonso” al taxi vomitado y meado.
Me dije: - Mas veces este potro comadrillo lo ha llevado a él, perdido, ¡Pinche viejo!
también es nuestro dinero. Me traslado. Para variar, mi automóvil (mi nave) no arranca. Tomo el circunvalación 50, que tiene aspecto de autobús de la película “Esquina Bajan”. Me imagino al volante a David “Huracan” Silva, y de cobrador a “Mantequilla”. Lo pausado del viaje me dormita, pero un merolico griton (es decir un vendedor ambulante) me despierta. Me apeo. Camino un poco por una calle de tierra en zona agrícola, y para uno con tractor que parece obra de arte moderno, pues está hecho con sobrante de otros, inclusive todas las ruedas son diferentes. No soy el único que busca presupuesto. Se ofrece servirnos. Me disculpo ya que tengo quien me lo haga. Me pregunta quién es.
Le respondo: - Don Teofilo Grande, hijo de Don Teofilo “el pulquero”.
-!Si, si, los flauteros¡
Me deja cerca del terreno oloroso. Estoy en tierra mojada. Se ve un maizal alto con las mazorcas en su punto. Hay letreros, anuncios. Uno dice: “Se vende jícama”. Otro apunta: “Pepinos, sandias y aguamiel”. Ya chingué, debe tener todo. No veo a nadie, solo un perro echado de pedigrí propio de los surcos, cruce entre corriente y callejero, que ni la cola mueve, me ve con ojos de desdén que dicen “otro que viene a joder”. ¡Pinche-perro!, ¡traigo dinero para que te maiceen!, ¡para que te den de tragar, “guey”!. Don Teo me conoce. Lo busco, estará en el potrero, Levanto la vista por encima de las plantas. Me fijo en un área que parece un miniterremoto. Las cañas que hay ahí se zangolotean desesperadamente. Le grito por su nombre. Pasan unos minutos. Se oyen voces. Grito nuevamente:
-“!Don¡. !Queremos armar una “peda” (borrachera) para el fin de semana¡
Sale abrochándose el pantalón-pechera. Me grita:
- “!Váyanse a la chingada¡ ¡La ultima la cagaron, la regaron!. ¡Los rurales los andan buscando, culeros! ¡Hasta con las hijas del comisario Ejidal se metieron!”
¡Putamadre!... Se me había olvidado que esa noche alguno nos fuimos al pueblo por mas mezcal y música. Y unas chicas nos invitaron a una fiesta. Allí estaba el mariachi que queríamos... Apenas podían sostenerse... Casi no había hombres, ya que están en el vecino país, en el field (campo), trabajando. Regresan en Navidades. Las mujeres tenían ya sus horas en el borlote (fiesta) festejando con ponches y tequilas. Nos sacaban a bailar desinhibidas (¡raro en ellas!) al ritmo de zapateados, polquitas, danzones, corriditas, sones, jarabes, rancheritas y boleritos con sordina en la trompeta. Hasta rock (¡uf! incansables). Al ver que no regresábamos, vinieron los demás. Sobran bailadoras. Algunos ancianos nos comen con los ojos. Uno nos enseñó la fusca (pistola). En ese momento regreso a la actualidad con un grito de don Teófilo.
Le contesto en su tono: - Las viejas tuvieron la culpa.
Dice el: - ¡¡Como no!!.
Le replico: - Ademas hubo un matrimonio y arrejuntamientos.
-Si pendejo, alega, pero ¿¡sabes cuantas separaciones y divorcios hubo, cabrones! ?.
¡Que desmadre! ¡Que relajo! Mejor buscaré al del tractor sicodélico. A fin de cuentas, dice el chiste, que es el tractor el que sustituye al buey. Solo lo pienso, y el chucho empieza a ladrarme. Salen otros de entre la milpa (siembra), también furiosos. Pensé: ¿Será don Teo uno de los ofendidos? Y yo sin fierro(arma) al fajo (cinturon). Al fondo, se ve salir unas faldas, ocultando su rostro con el rebozo (chal). “Enhaguas que van volando, otro charrasqueado (persona con cicatrices en al cara) gozando” dice el filosofo Montes de Oca
-Ya se su disgusto ... o su gusto, pero mejor me despido.
En eso me rodean sus animales. Momento escuincle (chaval)... Les silva y regresan a su lado.
-“Tekirisi, tekirisi” ¿vas muy apurado?
Le digo: “Depende de para qué”.
-“Que si tienes que irte rápido”.
-Ya le dije ... depende
Me dice en un tono mas tranquilo: -Es que tengo un refino (agua ardiente) de raicilla que me trujeron (trajeron) de Amatitlan.
-Si ansina dice... ansina será.
Que querrá este cabron. Querrá bajarme del estribo? (murmuro)
-¿Qué cuchicheas, mozalbete?
-No me grite don Teo, yo jamás le he faltado. Ya se le olvidó cuantas veces he impedido que lo surtan, que lo golpeen en las fiestas la flota por bronco idiota?
- ¡No me digas pendejadas!, me dice,¡yo solo me basto!
- ¡Pues qué mala memoria tiene! Pregúntele a sus güaruras (guardaespaldas) de cuatro patas, caninos, que hasta ellos se engentaron (acobardaron) y corrieron. ¡Bajele, bajele!
- ¡Ey!, si, tienes razón, hippy, pero hoy tengo algo que festejar.
Me dije mentalmente: “Sí, ya la ví corriendo con los guaraches o sandalias en la mano y las medias de bufanda”
-¿Qué piensas, mocoso? (alega), tengo harto pisto (alcohol), hasta un pico de gallo recién hecho con frutas de la huerta por unas manitas hacendosas.
Me digo -¡Pinche ruco (viejo) otoñal! Me invita unos taquitos de frijol, cecina y nopalitos (hoja de chumbera) tiernos, con un chingo (mucho) de salsa verde enchilosa (picante) hasta su puta madre.
- Don Teo,.. usted es héroe de mil batallas, borracheras y elotizas. Yo bebo poco, don señor, pero lo reto a que nos tomemos un litro cada uno, ... o los que sean necesarios, de su raicilla o del alcohol que sea, pero blanco y sin mas acompañamiento que agua, para que lo dulce del refresco no tontee al aguardiente. ¿Que le parece? Y el primero que se acabe eso gana, y el perdedor paga la “peda” (borrachera) del viernes. Si yo pierdo... la pago doble. También el primero que deponga ... pierde.
Me grita: - “¿Qué es eso?
Le digo: - Que vomite!
-Ok, ok, dice, trato hecho.
En eso llegan sus hijos Aristeo y Doroteo. Se enteran y le piden que no lo haga. Que es pan comido para el. Que no es parejo. Mientras ellos alegan, me quedo viendo la bolsa con el dinero que reunimos, una torta ahogada que olfatean los ocicones (perros), mas unos libros que leo. El primero de Lobsan Rampa, otro, el “Retorno de los Brujos” escrito por dos premios nobeles científicos, bestseller de la época, asi como de “La noche quedó atrás” y algo mas de Blanco Moheno, nuestro Paco Umbral latino por su temperamento.
Don Teofilo manda traer su cuaco (caballo) con la silla charra.
- ¿Para qué? Le preguntan
– Para llevarme dormido a este “sonso” al taxi vomitado y meado.
Me dije: - Mas veces este potro comadrillo lo ha llevado a él, perdido, ¡Pinche viejo!
Continuará...”
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